La Diputación de Álava homenajea a Jesús Velasco, asesinado por ETA hace 32 años.

Su viuda, Ana María Vidal Abarca, fundadora de la AVT pide que ETA no escriba la Historia.

El correo.com;11/01/2012 

Homenaje en vitoria

«ETA no debe escribir la Historia», alerta la familia del jefe de Miñones asesinado

La Diputación de Álava homenajea a Jesús Velasco, 32 años después de ser tiroteado en Vitoria tras dejar a dos hijas en el colegio

                                                                                                                                                      11.01.12 – 01:35 –

                                                                                                                                 ADOLFO LORENTE | VITORIA.

«Vitoria, 10 de enero de 1980, Manuel Velasco Zuazola. La vida es nada si la libertad se pierde». Allí, hace 32 años, en la intersección de la céntrica plaza Lovaina con la calle Ramiro de Maeztu, fue asesinado por ETA el por entonces jefe de Miñones, la Policía foral que todavía hoy sigue latiendo. Allí, sobre la placa conmemorativa que habla de vida y libertad, y que yace en una fría acera de la gélida Vitoria, un compañero del Cuerpo depositó una flor para que el pasado sea presente. Ayer, 32 años después de que Velasco, tras dejar a dos hijas en un colegio próximo, recibiera en su coche once tiros de tres etarras, la Diputación de Álava homenajeó su figura con la entrega de una placa a su mujer, Ana María Vidal-Abarca, expresidenta y cofundadora de la Asociación de Víctimas de Terrorismo (AVT). «Nunca renunciaremos a nuestro derecho a la Justicia», arengó emocionada.

Medio centenar de miñones, en un escena que no recordaban ni los más veteranos del lugar recuerdan, formaron frente al Palacio de la Provincia para recibir a las numerosas autoridades invitadas y sobre todo, a la viuda del que fuera su jefe, que estuvo arropada por sus hijas -una de las cuatro, Ana, también habló- y su numerosa familia. Los agentes, ataviados con sus mejores galas, permanecieron en posición de firmes durante la media hora que duró el sencillo y emotivo acto que provocó más de una lágrima entre el centenar largo de invitados.

Entre las autoridades y bajo la presidencia del diputado general, Javier de Andrés, destacó la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, el presidente de las Juntas Generales, Juan Antonio Zárate, el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, o los exdiputados generales Emilio Guevara y Ramón Rabanera.

Hubo ausencias, y muy sonadas. Todos los diputados generales alaveses estaban invitados pero ninguno del PNV decidió acudir a la cita -Guevara dejó el partido hace tiempo-. Ni Alberto Ansola, ni Félix Ormazábal ni Xabier Agirre, el más reciente y quien fue duramente criticado por la familia Velasco en enero de 2010 por no querer homenajearle cuando se cumplían 30 años de su asesinato.

La presencia política fue de lo más variopinto. Como era previsible, Bildu no acudió. Tampoco lo hizo la portavoz de EB en las Juntas, Nerea Gálvez, que en el mismo momento estaba participando en una comisión de la Cámara. Asistieron representantes del PNV, del PP, del PSE… Tanto de la política municipal como de la territorial y autonómica. En el plano social, el apoyo fue estrecho, con la presencia de representantes de la AVT, de la Fundación Buesa Arena y de la sociedad alavesa en general.

Derecho a la Justicia

Tras la lectura del acuerdo del consejo de diputados en el que se loaba «el papel en la lucha contra el terrorismo y en defensa de las víctimas» de Velasco, su hija, Ana, tomó la palabra y entre sollozos, agradeció el homenaje y advirtió de los «embates» de los terroristas y del entorno de ETA por «pervertir y manipular la verdad». «Ellos no deben escriban la Historia», apostilló.

El diputado general tomó el testigo. «Gracias a las víctimas del terrorismo, a su valentía y nobleza, aspiramos a una paz sin renuncias a la libertad», proclamó De Andrés. El final lo suscribió Ana María, que recordó la figura de su marido, de quien fuera jefe de Miñones y que perdió la vida «solo por cumplir su deber». «Las víctimas nunca renunciarán al derecho a la Justicia. Es necesario lograr la verdadera libertad para el País Vasco», recalcó.

«Vitoria, 10 de enero de 1980, Manuel Velasco Zuazola. La vida es nada si la libertad se pierde».

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